La construcción de hormigón armado, de más de 1000
toneladas, combina ingeniería, arquitectura y escultura, y tiene entre sus
logros el hecho de que nadie muriera en accidente durante las obras, algo que
no era normal en la época y con proyectos de esa dimensión. Por las condiciones
de construcción, sobre una base en la que casi no cabía el andamio, con fuertes
vientos, y la estructura de la estatua, cuyos brazos se extienden hacia el
vacío y la cabeza queda inclinada en un desafío a la ingeniería, Levy calificó
la obra de "hercúlea".
En la ceremonia de
inauguración, a las 19:15 del 12 de octubre de 1931, estaba previsto que
la iluminación del monumento fuera accionada desde la ciudad italiana de Nápoles,
donde el científico italiano Guillermo
Marconi emitiría una señal eléctrica que sería retransmitida
por una antena situada en el barrio carioca de Jacarepaguá,
vía una estación receptora localizada en Dorchester, Inglaterra.
Sin embargo, el mal tiempo imposibilitó la hazaña y la iluminación fue
finalmente accionada directamente desde el local.
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