jueves, 10 de julio de 2014

Machu picchu en sus inicios


La historia de Lizárraga y sus visitas a las antiguas ruinas incas habría llamado la atención de Hiram Bingham, que se encontraba en la zona investigando los últimos reductos incas en Vilcabamba. Bingham, muy interesado en estos rumores, iniciaría la búsqueda de dichas ruinas, llegando a Machu Picchu en compañía del arrendatario cuzqueño Melchor Arriaga y de un sargento de la guardia civil peruana, en julio de 1911. Ahí, el historiador norteamericano encontraría a dos familias, los Recharte y los Álvarez, que se habían establecido en los andenes del sur de las ruinas. Fue finalmente un niño de la familia Recharte quien guiaría a Bingham hacia la “zona urbana” de las ruinas, la cual se encontraba cubierta por una espesa maleza.


De inmediato, Bingham entendió el enorme valor histórico de las ruinas descubiertas y se comunicó con la Universidad de Yale,  la National Geographic Society y el gobierno peruano, solicitando auspicios para iniciar con los estudios  del sitio arqueológico inca. Los trabajos arqueológicos se llevaron a cabo desde 1912 hasta 1915. En este periodo, se logró despejar la maleza que atestaba la ciudadela y se excavaron las tumbas incas halladas más allá de los muros de la ciudad.

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