jueves, 10 de julio de 2014

Un feto agradecido


Diciembre de 1999. El Dr.Joseph Brunner se dispone a realizar una operación rutinaria en el Centro Médico Universitario de Vanderbilt, en Nashville. Un feto de tan solo 21 semanas, diagnosticado de espina bífida, espera en el útero de su madre la acción del diestro bisturí del cirujano. En el quirófano el fotógrafo freelance Michael Clancy cubre para el USA Today un reportaje sobre niños con esa enfermedad. Dispara algunas fotos triviales sobre la operación y el quirófano. Un instante antes de abrir el útero de la madre, el cirujano le permite acercarse a la mesa para sacar un detalle, solo unos segundos más tarde… 
Clancy nunca se preparó para lo que su obturador registraría: el momento en el que pequeño bebé recién operado estira su pequeñísima mano desde el interior del útero de su madre para sujetar uno de los dedos del médico que lo había intervenido. En ese marco dramático, el pequeño bebé toma el dedo del médico, como si quisiera transmitir su fragilidad y, a la vez, su agradecimiento.


Pero la historia detrás de la imagen es más impresionante aún. Se trata de la experiencia, lucha y confianza de una pareja de esposos que decidió agotar hasta el último recurso para salvar la vida de su primer hijo. Julie y Alex Armas viven en Georgia, Estados Unidos. Ellos lucharon durante mucho tiempo por tener un bebé. Julie, una enfermera de 27 años de edad, sufrió dos pérdidas antes de salir embarazada del pequeño Samuel. Sin embargo, cuando cumplió 14 semanas de gestación comenzó a sufrir fuertes calambres y una prueba de ultrasonido mostró las razones. Al revelar la forma del cerebro y la posición del bebé en el útero, la prueba evidenció serios problemas. El cerebro de Samuel lucía deforme y la espina dorsal se desprendía de una columna vertebral que también lucía anomalías. El diagnóstico no se hizo esperar, el bebé sufría de "spina bífida", un síndrome por el cual la columna vertebral en formación no cierra, dejando la médula expuesta y afectando seriamente funciones motoras. A los padres se les propuso elegir entre un aborto o un hijo con serias discapacidades.

Alex, un ingeniero aeronáutico de 28 años de edad, relata que se sintieron devastados por la noticia pero, por su profunda fe, el aborto nunca fue una opción.

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